Esta tradición de seis campanilleros, adaptada hoy por hoy en todas las cofradías, tuvo su origen en la llamada, que realizaban las ordenes religiosas para algunos actos dentro del convento utilizando una pequeña campana llamada «esquila».
Es indudable la relación con el rezo del «Rosario de la Aurora» que se anunciaba y aun hoy se continua haciendo, en muchos lugares de nuestro país con un desfile al son de campanillas por las distintas calles del pueblo mientras un hombre de buena voz va cantando una copla para invitar a la oración
Así anunciaban el sermón del Huerto o el del descendimiento en la tarde del Viernes Santo, como los oficios del Jueves Santo y la salida del Nazareno y el citado sermón de «madruga» y la salida de la cofradía del Dulce Nombre.
Los hermanos campanilleros, visten el color morado propio de la cofradía y no llevan el rostro cubierto, sino que van tocados a la hebrea.